Desde la Promulgación de la Constitución Nacional del 1991, cada dos años aproximadamente, hay una reforma tributaria en Colombia, porque gobierno que se respete hace por lo menos 2 reformas tributarias en cada periodo presidencial
Ley 6 de 1992, Presidencia de Cesar Gaviria.
Ley 223 de 1995, Presidencia de Ernesto Samper.
Ley 383 de 1997, Presidencia Ernesto Samper.
Ley 488 de 1998, Presidencia Andres Pastrana.
Ley 633 del 2000, Presidencia Andres Pastrana
Ley 863 del 2003, Presidencia Alvaro Uribe.
Ley 1111 de 2006, Presidencia Alvaro Uribe.
Ley 1370 del 2009, Presidencia Alvaro Uribe.
Ley 1430 del 2010, Presidencia Juan Manuel Santos.
Ley 1607 del 2012, Presidencia Juan Manuel Santos.
Y en estas reformas tributarias se crean impuestos temporales, con una duración no mayor a los 4 años, como son Gravamen a los Movimientos Financieros, conocido popularmente como el 4 por mil, que surgió con una tarifa del 2 por mil; igualmente el puesto al Patrimonio; también unos dos puntos tarifarios adicionales en el llamado Contribución para la Equidad (CREE), los cuales no sólo piensan incrementar sino volver permanentes.
Pero este es el juego cada que hay una reforma tributaria en Colombia, con el respectivo grito en el cielo de quienes dicen, desde la teoría tributaria, que esos impuestos son inequitativos, regresivos, que se golpean más unos sectores que otros, que el país no aguanta más impuestos, que tiene que haber disciplina fiscal por parte del ejecutivo, etc.
Pero nadie hace nada, ni los gremios, ni los gobernantes, ni los votantes, ni el Congreso, ni las altas Cortes, para que por fin en este país haya una reforma tributaria estructural; no la colcha de retazos que hoy tenemos, lo cual daría estabilidad jurídica, confianza inversionista y tranquilidad a funcionarios de la DIAN, contadores, asesores, abogados.
Entonces ¿Quien le pone el Cascabel al Gato?.
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